DESPOTRICANDO (II): EL PARKING, EL BUENISMO Y EL VENDEDOR AGRESIVO
Joder, hay tantas cosas que me cabrean, tantas cosas de las que quejarme, tanta mala uva y tanto gilipollas… sin olvidar que soy yo el primero… que en vez de centrarme en uno sólo, me voy a marcar un tres en uno.
¿Por dónde empiezo?
HAN ABIERTO EL PARKING DE CÁNOVAS (ese parking que digan lo que digan no hacía falta), y como en esta ciudad (estoy hablando de Cáceres, Spain) somos así, en el primer día, algo así como “el día de puertas abiertas”, se ha puesto hasta arriba, ha habido “overbooking” (como he leído en un periódico local, utilizando una palabra odiosa en vez de decir “ha habido lleno” o cualquier otra expresión más sencilla), porque en esta primera jornada aparcar ha sido gratuito.
¿Y qué pasa cuando algo se estrena (¡y gratis!) en esta puñetera ciudad? Pues que los cacereñitos de a pie hacen cola para verlo y aparcar, aunque no haga falta. Ejemplos no nos faltan. El más reciente, la apertura de la gran superficie de bricolaje AKÍ.
¡Qué penita de ciudad… a veces!
EL BUENISMO POLÍTICO NO SIRVE PARA NADA, ni el buenismo en general. Seguro que hay gente metida en política que quiere hacer cosas buenas por este país (un 0.000001%) y seguro que tienen muy difícil lograrlo rodeados de tanto tiburón y tanto hijoputa que te despedaza a la mínima. El problema está en que para lograr el objetivo tienes que ser más listo… y más sensato. Por mucho que tengas buenas intenciones, muérdete la lebgua y no hagas propuestas o comentarios o sugerencias ridículas o que se puedan volver contra ti. Este país no se va a arreglar con un buenismo de calceta. Este país necesita a alguien listo, fuerte, armado con un hacha y más importante, con ideas y sugerencias serias, sensatas, lógicas y practicables de verdad, que se enfrente a los monstruos y no retroceda. Va por ti, Carmena: ser buena persona no es suficiente, porque hasta las buenas personas pueden ser un desastre.
ESE VENDEDOR TELEFÓNICO AGRESIVO… me ha vuelto a llamar con un número nuevo. Suena joven, alegre, rápido, espabilado, te tutea (lo cual me molesta mucho) y te intenta vender no sé qué putas acciones de algo. Su modus operandi… no dejarte pensar, acribillarte a palabras. Estadísticamente funciona. Si no, no dejarían de llamar. Hay mucha gente insegura por ahí que no sabe decir NO.
Me ha llevado tres segundos reconocer a este capullo y, no dejando que me interrumpa, mandarle a paseo. Un día de estos tengo que averiguar desde dónde llama.