EL CASI DESASTRE A LA HORA DE VOLVER DE BERLÍN
Buff, casi me quedo allí con una mano delante y otra detrás.
Definitivamente, si existen los dioses, el lunes me miraron con buenos ojos, muy buenos ojos.
Y es que este lunes volvía desde Berlín a mi Cáceres natal, algo que no debería haber sido complicado si no hubiese sido por:
1. La manía de mi hermano de querer aprovechar hasta el último segundo e ir con la hora justa a todos lados. Yo, que prefiero ir con tiempo por si surgen imprevistos, me desespero.
2. A la hora de montar en el tren para ir al aeropuerto, me dejé mi mochila de mano en el andén. Mi mochila de mano con… CON TODO (documentación, dinero, billete de avión, cámara de vídeo, e-reader, etc, etec…). Empezaba a oler a tragedia.
3. Esto hizo que bajásemos en la estación siguiente y volviésemos a la originaria. ¿estaba la mochila en el andén? NO. (ayayayayayayay). Allí nadie sabía nada y cuando fui a Información… TAMPOCO.
4. Ya me veía atrapado allí, pasando la noche denunciando la pérdida y yendo a la embajada, con una mano delante, otra detrás, y sin ningún documento para identificarme… Pero entonces, justo en el último momento, apareció un policía con mi pasaporte. ¡Habían encontrado mi mochila con TODO! ¡NO FALTABA NADA! (Gracias, Dios del vino!). Por lo visto un mangui había intentado llevársela, pero estos polis alemanes fueron muy eficaces. Supongo que cuando me fui con la mochila a cuestas y dando mil gracias se partirían el culo a mi costa.
5. Resuelto el problema de la mochila, quedaba el de llegar a tiempo al avión.
Sólo quedaba un tren que me llevase y la tensión era palpable, porque encima llegó a la estación con diez minutos de retraso. Mi margen temporal de maniobra se reducía gravemente.
Para colmo, estaba cojo de un pie y con la espalda dolorida, pero cómo es la cabeza que cuando fue necesario, se me olvidó todo y corrí como nunca lo había hecho, con la maleta a cuestas, desde la estación hasta la terminal del aeropuerto. ¡NO HAY DOLOR! ¡NO HAY DOLOR! ¡Al final, todo es psicológico!
La chiquita que atendía el mostrador fue muy elocuente cuando me vio y le dije que «pá Madrí».: «YOU ARE LUCKY! JUST ONE MINUTE!».
Por un minuto llegué a tiempo.
6. Pero no había acabado todavía: Correr de nuevo para pasar el arco de seguridad (me confundí y de inicio me fui a otro que no me correspondía, así que vuelto para atrás de nuevo), desesperarme porque me sonaron las botas y tuve que descalzarme (el tiempo se te pasa volando en estos casos y yo cada vez más alterado), correr otra vez, con la botas puestas pero sin atar, volver atrás porque me había dejado el DNI en el arco de seguridad, correr más todavía y llegar a la puerta de embarque con la lengua fuera.
Anecdóticamente, me colé sin querer de todos los pasajeros y me puse en primera línea.
Pero eso ya no importaba. LO HABÍA LOGRADO. CONTRA TODO PRONÓSTICO tal y como pintaba la cosa, LO HABÍA LOGRADO.
7. Ahora ya estoy en Cáceres y me río de lo sucedido, pero cuando estaba pasando…
Así pues el CASI DESASTRE se quedó en CASI y salvé día.
Ante todo, curioso. lo sucedido y mi cabecita. Un día de estos me pierdo yo.
Esther
Se podría sacar partido pa una peli, jajaja