Libros: «DRÁCULA, EL NO MUERTO»
Aviso a navegantes: Voy a destripar este puto libro.
En primer lugar, si Bram Stoker levantase la cabeza, probablemente volvería a su juventud y se castraría a sí mismo para asegurarse de no tener descendencia, o cuanto menos, para asegurarse de que ningún puto sobrino bisnieto se encargue de destrozar la historia y a los personajes qe le dieron la fama.
El puto sobrino bisnieto en cuestión es Dacre Stoker, que aparece aquí apoyado por un tal Ian Holt, que dicen que es guionista (eso me lo creo, pero yo añadiría que de los malos), escritor (jajajajaja, que me atraganto) e historiador especializado en la figura de Drácula (pues aquí no lo ha demostrado). De la unión de estos dos personajes (el primero es canadiense y el segundo norteamericano) sale este despropósito.
Ahí va la historia:
Quincey Harker, el ya crecidito hijo de Mina, quiere ser actor, por lo que acude a un apuesto actor de teatro muy famoso que resulta ser Drácula, que sobrevivió el muy pendejo.Descubriremos que Quincey no es hijo de Jonathan Harker, sino del mismo Drácula (¡Ay, Mina, qué callado te lo tenías!) y que Drácula echa mucho de menos a Mina y quiere volver con ella (¡Qué bonito!).
Al mismo tiempo aparecen en escena Jack El Destripador, que no es otro que la Condesa Bathory (a la que persigue el doctor Seward), que será aquí la enemiga mortal a la que tendrán que vencer nuestros «héroes» (jajajaja, que es que Drácula acaba quedando como un santo y nos cambian el sentido de la historia original de arriba abajo). Si añadimos a un Van Helsing que acaba convirtiéndose voluntariamente en vampiro y a un Bram Stoker ladrón que robó la historia para publicarla como «Drácula» y que tras vencer a la bicha mala Mina es también convertida en vampiresa y Drácula, ella y su hijo se convierten en una familia muy feliz que decide mudarse a América… Pues ya tenemos la picha hecha un lío.
Ah, se me olvidaba: ¿Adivináis en qué barco se van a América? Venga, un par de pistas: salió de Southamptom y se pegó la hostia contra un iceberg.
Lo dicho, este libro está plagado de payasadas, incoherencias, ideas y planteamientos estúpidos y ridículos salidos de la cabeza de dos oportunistas que nada tienen que ofrecer, salvo cargarse unos personajes y una historia más que dignos con una novela innecesaria y más propia de un guión de serie B de Hollywood (como el Código Da Vinci del infame Dan Brown). Y como el mundo está lleno de subnormales, seguro que alguno hace la película.
Así pues, un consejo: No se os ocurra, por vuestra salud mental, leer este libro (yo eso, para mi desgracia, ya no puedo evitarlo), y si cae en vuestras manos, fumaros directamente las hojas sin necesidad de aliño, que seguró que os pilláis un colocón impresionante gracias a estos dos imbéciles alucinados. Así al menos le habréis dado un buen uso al papel.
Dicho queda. Joder qué a gusto me he «quedao».
DaleAlCoco
Parece q no te ha gustao no?????