OTROS ARTISTAS: CÉSAR RINA
Inteligente. Muy inteligente. Así veo yo a este tío. Y sus textos… más todavía. Sobre todo su obra «CAPITAL DE MONGOLIA: ULÁN BATOR».
Es de estos libros que lees en una tarde y te dejan una sensación de…
A ver cómo lo explico: narra sus pequeñas historias con una rotundidad y una contundencia que parece que estás leyendo una enciclopedia, no por tostón (todo lo contrario) sino porque te quedas con la sensación de que lo que lees es algo real, que ha pasado o está pasando. Y en cierto modo, así es. Quien lo lea me entenderá (eso espero, jajaja).
Pero sobre todo, César tiene la capacidad de contarte las cosas de una manera tan peculiar que te entran con una facilidad tremenda y hasta te ríes, pero de golpe te quedas con cara de tonto, porque tras descojonarte, recapacitas y llegas a la inevitable conclusión: ¡QUÉ GILIPOLLAS ES EL SER HUMANO!
Así lo veo yo.
¿Y cómo se ve él a sí mismo y a lo que le rodea?
Averigüémoslo:
¿NOMBRE?
César Rina Simón
¿ALGÚN OTRO DATO TUYO? CIUDAD DE NACIMIENTO, O EN LA QUE RESIDES… ESAS COSAS
Soy catovi (cacereño de toda la vida), estoy a punto de perder las ventajas y descuentos del carnet joven y resido desde hace dos años en Pamplona, por motivos laborales, como todos los amigos en la diáspora.
¿DÓNDE EXPONES?
Gracias a la apuesta y confianza de la editorial Rumorvisual publiqué mi primera obra en solitario, “Capital de Mongolia: Ulán Bator”, en septiembre del año pasado. Incluye unas fotografías conceptuales en blanco y negro del artista gráfico Hernán Pacheco Puig, auténticos discursos visuales, y un generoso prólogo del teórico de la literatura Enrique Santos Unamuno.
La editorial de la UEX acaba de publicarme un ensayo histórico sobre la construcción de la memoria franquista en Cáceres, pero ese es otro cantar, tiene otra forma y otro posible lector.
¿QUÉ EXPONES? DESCRÍBENOSLO, POR FAVOR.
“Capital de Mongolia: Ulán Bator” se compone de un conjunto de relatos y poemas en forma de fábulas que pretenden cuestionar los principios consustanciales del sistema capitalista globalizado. Cada uno se localiza en un contexto histórico y geográfico diferenciado, pero comparten una serie de rasgos definitorios que invitan al lector a pensar el presente con mayor complejidad, superando el dualismo simplista que nos presentan los medios de comunicación. Suponen una crítica a una serie de principios que el modelo actual ha pontificado como dogmas de fe: el crecimiento, el progreso, la velocidad o el cambio. Como propuestas: la lentitud, la ambición humanística y el desdén materialista, la vuelta a principios comunitarios que sobreviven a duras penas en los ambientes rurales.
¿CÓMO DEFINIRÍAS TU ESTILO?
Una de las cuestiones que más me preocupaba cuando comencé a escribir era el miedo a carecer de un estilo propio, a escribir por imitación. Cuando tenía en la mesilla obras de Kundera o Enrique Vila-Matas la forma y el fondo de mis letras se acercaba a cuestiones más filosóficas y relativistas y cuando la obra era un poemario de alguno de los poetas de la Generación del 27 escribía versos populares que sonaban a coplillas. Sin embargo, después de leer la columna semanal de Reverte, el bolígrafo se cargaba de balas y disparaba a diestro y siniestro contra mis personajes.
El estilo es un camino en sí mismo, no se posee ni se puede alcanzar. La escritura es cuestión de tiempo y, sobre todo, de muchas lecturas. Alguna vez he escuchado estupefacto a escritores decir que no leen para no contaminar su estilo o que de tanto escribir no sacan tiempo para leer. El estilo lo otorga el tiempo, y estará siempre en constante cambio. Nadie se reconoce en sus textos después de un tiempo de haberlos escrito.
¿INFLUENCIAS?
Mis textos están influenciados por dos vertientes aparentemente contradictorias, que se complementan a la perfección si se saben leer las corrientes de pensamiento que las motivan. Soy un empedernido lector de ensayos que, no cabe duda, han modificado sustancialmente mi forma de comprender el mundo. En este sentido, destaco a Zygmunt Bauman, Gilles Lypovetsky o Eric H. Hobsbawm.
La otra gran influencia es puramente literaria y, lo siento, tengo que reconocerlo, basada principalmente en autores contemporáneos. Desde la facilidad poética de Mario Benedetti o Luis García Montero al realismo mágico de Eduardo Galeano, pasando por la fuerza narrativa de Italo Calvino o Fernando Pessoa. Pero, sin lugar a dudas, las obras que releo y me siguen conmocionando por su “perfección” son las de Gabriel García Márquez y especialmente Jorge Luis Borges, personalmente, el autor más sublime que he leído hasta la fecha
INTENCIONES DE FUTURO…
Por el momento estoy centrando en mis investigaciones históricas, y todos los proyectos que me vienen a la cabeza no están relacionados con la creación literaria.
Sigo dándoles vueltas a “Capital de Mongolia: Ulán Bator”, en entrevistas, presentaciones y firmas, con el objetivo de agotar próximamente la edición. El proceso de publicación de un libro se asemeja a la relación que tienen sus padres con su hijo. Del miedo del parto a la felicidad del nacimiento, seguido de los altibajos del crecimiento. Ahora sólo deseo que se vaya de casa, que se independice, es decir, que se agote la edición y aquellos que apostaron desde el principio por la obra tengan la sensación de tener un libro de colección, 1 de 500.
Para no perder agilidad he creado un blog, Brasas y cenizos, que con mayor o menor fortuna voy llenando de ocurrencias.
DINOS EN POCAS PALABRAS POR QUÉ CREES QUE DEBERÍAMOS IR A VER LA EXPOSICIÓN Y, EN CONCRETO, A TI.
En “Capital de Mongolia: Ulán Bator” ofrezco una visión poliédrica de la realidad. Creo que los lectores que se acerquen –pueden hacerlo también en la Biblioteca Pública de Cáceres- encontrarán múltiples lecturas y, además de disfrutar de los relatos, sentirán aceptación o rechazo, de eso se trata. En el conflicto radica el aprendizaje, y en este mundo de las letras sobran las palabras de elogio.
AHORA SOBRE CÁCERES. ACABA LA FRASE Y RAZÓNALA. CÁCERES CULTURALMENTE ESTÁ…
Cáceres culturalmente no está de ninguna manera porque una ciudad no es susceptible de ser personificada. (AQUÍ ENTRO YO, JOSÉ VIERA, PARA DECIR: «JODER, CÉSAR, YA ME CHAFASTE LA PREGUNTA»). Son las personas que residen en esa ciudad las que hacen o deshacen la cultura. Soy de los que está cansado de escuchar siempre la misma cantinela: “en Cáceres hay poca cultura.” Creo que es una muletilla que se utiliza para justificar la parálisis o la impotencia personal. Vamos, la vagancia. Si en Cáceres hay o no cultura es cosa de los cacereños, son ellos los promotores o los culpables.
Dicho esto, decir que deberíamos comenzar definiendo qué es cultura. Si cultura se entiende por una programación de actos, películas, conferencias o conciertos decir que no está nada mal, que aceptando que somos una ciudad de provincias con pocos habitantes, prácticamente todas las tardes hay algo que hacer relacionado con la cultura. Con dinero público se traen personajes influyentes de la música o la literatura que son recibidos con admiración al modo Bienvenido Mr. Marshall y los artistas locales están muy activos. El espacio de La Habana, la editorial Rumorvisual o algunos centros de exposiciones como Cabeza de Ratón evidencian esta actividad.
Sin embargo, si entendemos por cultura algo más que la actividad burguesa de crear obras originales y venderlas a un grupo que se autoproclama experto, es decir, si definimos cultura como cualquier manifestación de una sociedad, afirmar que Cáceres tiene una cultura impresionante y mantiene vivas ciertas tradiciones conectadas con el pasado agrario.
En nuestra ciudad hay un discurso victimista frente al movimiento cultural de las grandes capitales. Esa fascinación nace de la ignorancia, de no saber cuánto de deshumanizadas están las grandes capitales. Para mí la cultura son los bares de viejos, las tardes al sol de conversación, los vecinos de la calle Moret, las camareras de siempre de El Corregidor, las cenas los viernes en La Cacharrería, los desayunos de cachuela y las noches de verano volcados en terrazas. De todo esto Cáceres está repleto, pero los jóvenes (y los no tanto) sólo encontramos en la pantalla del ordenador una realidad virtual globalizada, alejada de todo esto. Quizá estemos presenciado el lento entierro de unas prácticas culturales que durante años habían demostrado su funcionamiento.
¿QUÉ SOBRA O QUÉ FALTA CULTURALMENTE EN TU CIUDAD?
Sobra, como decían antes, victimismo, inmovilismo, comparaciones negativas. Sobran quejas y faltan acciones, arriesgarse. Someterse a la crítica del público no es nada fácil, pero es necesario. Pero para que esa crítica sea efectiva también sobra en nuestra ciudad amiguismo y buenas palabras. Por no ofender permitimos que se reproduzca la mediocridad, empezando claro, por mí mismo. Es una autocrítica, aunque quizá sólo se trate de una regla cultural de supervivencia en comunidades no muy extensas.
Faltan algunos mecenas que, al menos, ofrezcan lugares de exposición para creadores locales.
Y, por supuesto, sobran muchísimas subvenciones. En los tiempos de bonanza se hizo del arte y la cultura política para vivir del cuento. Ahora, con la crisis, que no deja de ser un proceso de concentración de la riqueza en pocas manos, algunos se mantienen pegados como lapas a las instituciones, al untamiento lingüístico y económico. La mercantilización del arte llevada a su máxima expresión ha roto los principios mismos de la disciplina. Las obras ahora se venden y compran como acciones en ferias comerciales. El marketing, no la fuerza, otorga valor a las obras de arte. En esta situación no me fío de aquellos obsesionados por cobrar por su arte. Primero hay que lograr el arte, si alguien sabe lo que es eso, y después, una vez alcanzado, ya vendrán los mecenas. Pero no antes.
CÁCERES 2016 SE ESFUMÓ. Y AHORA, ¿QUÉ?
Cáceres 2016 fue una apuesta política que por unos años hizo que nuestros concejales se llenaran la boca de cultura y destinaran más fondos económicos a tales asuntos. Como decía, la cultura la hacen las personas, no los nombramientos honoríficos. Recibir tal galardón hubiera venido bien a la hostelería y por extensión a la ciudad. Se hubieran celebrado múltiples congresos y exposiciones pero, para la mayoría, sería un momento histórico por el botellón de celebración de la concesión y por el de despedida.
Ahora que las instituciones ya no tienen que aparentar ser culturales, es el momento de actuar, de comenzar a crear de forma independiente, velando más por la calidad de nuestras acciones que por el aforo que conseguimos. Las redes sociales y la fotografía permiten el engaño. Nos vanagloriamos de nuestros proyectos en función del número de asistentes, cuando en realidad sabemos que han sido una mierda. Viene a cuento el final de “El Nacional” de Albert Boadella: ¡El teatro es la verdad! ¡Es la verdad suprema! ¡Aquí no hay más cera que la cera que quema!”
¿CONSIDERAS QUE HAY VERDADERO APOYO, RESPETO Y CUIDADO DE LAS INSTITUCIONES PARA CON LA CIUDAD, YA SEA EN EL CUIDADO A SUS CALLES Y CIUDAD MONUMENTAL, YA SEA A SUS ARTISTAS?
Considero que el papel de las instituciones respecto a la cultura debe ser facilitar los medios y los espacios de creación y exposición. Punto. Una cultura subvencionada es una cultura displicente con el poder, acomodada. Cuando digo que deben facilitar espacios también me refiero a la calle. Pocas veces son bien aprovechadas para las actividades culturales. Tenemos una ciudad y un clima magníficos para tomar las calles.
Ayer, de vuelta del trabajo, me encontré a un batería y un saxofonista improvisando sobre un arco de las murallas de Pamplona. El sonido era excelente, pero es que el ángulo de visión que tenían permitía que media ciudad les viese. A eso me refiero a tomar la calle, a pasear con sorpresas.
Y, a la ciudad monumental… le faltan cacereños. La parte antigua de Cáceres es un invento arquitectónico del siglo XX, muy logrado por cierto, pero no deja de ser un museo muerto. Paulatinamente va mejorando, la verdad, algunos amigos se han trasladado al centro buscando un trato más humano y una vida más lenta.
UN SUEÑO QUE QUIERAS VER CUMPLIDO A TODA COSTA.
Para ser más concreto y actualista, me encantaría salir de esta crisis con el poder reforzado de los ciudadanos sobre la banca y las finanzas, con una serie de normas estrictas que prohíban y persigan la explotación y la avaricia. Sentar en el banquillo a ese 0,01 % de la población que considera que un bolso de 8000 euros es una ganga y que pagan demasiados impuestos. Cuantos más tardemos más incontrolada puede ser la respuesta.
¿DÓNDE TIENES EL LÍMITE CON RESPECTO A TU FACETA ARTÍSTICA?
Ya nadie sabe dónde están los límites de nada. Se me ocurre mear sobre un lienzo, publicar un libro completamente en blanco, cortarme las venas en un happening o inventarme un lenguaje numérico y llenar folios y folios de números sin sentido, pero me educaron en ese ideal ciudadano de “no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti” y, como no me gusta ver saltamontes pegados en la pared, tampoco voy a hacer que el resto los vean por mi culpa. Es una cuestión de educación.
Joder, con las ideas bien claritas, sí señor, jajaja. la verdad, he disfrutado leyendo la entrevista.
Y además, como el chico hace de todo, también hace regalos. Ahí va un extracto de «Capital de Mongolia: Ulán Bator» (yo habría puesto otra más cañero, pero he decidido, contra mis principios, respetar la elección del autor, jajaja):
DE DÓNDE VENGO
Yo vengo de un pueblo de terrazas,
de plazas que no producen y
de ancianos que no cotizan,
de tardes de cerveza y
atardeceres con alarma.
Yo vengo de un pueblo que no descansa,
que generación tras generación celebra
los solsticios sin nostalgia,
un pueblo de vigilia,
de candelabros encendidos
y puertas entreabiertas,
que danza con la luna y espera,
siempre espera.
Ya está, otra entrevista completada y otro post a punto de subir al mundo loco de la red de redes. Me voy a dormir con la satisfacción del trabajo bien noche, no sin antes decir: CÉSAR, CHATO, LO DE LA FOTO… ¿HAS QUERIDO PARECERTE A UN CURA A POSTA?
Su blog: http://brasasycenizos.blogspot.com.es/