RESEÑA DE «NO ESTOY PERDIDA» DE MARÍA CARVAJAL
Cuando te enfrentas a un libro escrito por una persona que conoces, aunque sea un poquito, partes con ventaja (sí, sé que se dice a menudo, pero no por ello deja de ser verdad) y María Carvajal no se libra de esta verdad. Leyendo sus páginas y sabiendo que la autora ha pasado en los últimos años por su travesía del desierto particular en algún que otro aspecto de su vida, creo intuir por dónde van los tiros.
Lo cierto es que cuando me encuentro lo que me encuentro no me sorprende, pero no me sorprende para bien, porque es lo que espero de ella y de todo autor que se atreva a abrirse el pecho y meter lo que hay dentro en un poemario: sinceridad, valentía, honestidad, coraje y mucho corazón. No es fácil dejar que otros lean tu alma transformada en letras, sé de lo que hablo. Te desnudas y todos ven tus costuras. Por eso aplaudo ese tipo de valentía cada vez que me topo con ella. Otra cosa es que te guste el resultado de ese estriptis emocional. En el caso de María, sí. Me gusta.
Centrándonos ya en la obra que hoy tengo entre manos, “NO ESTOY PERDIDA” (es probablemente de los pocos poemarios que he leído hasta tres veces y alguna más caerá), sin miedo a equivocarme (y si me equivoco no pasa nada), personalmente la dividiría en dos partes que la misma autora separa pero con muchos lugares comunes a los que ella misma regresa continuamente:
Así, la primera parte es más intimista, con una mirada hacia su pasado, sus experiencias vividas, sus sentimientos, y sus conclusiones respecto a esas experiencias, a veces agrias pero llenas de la sabiduría que te da el aprender cada día, entre la melancolía por lo que fue y la esperanza por lo que será.
La segunda parte nos muestra a la María más reivindicativa, la que no se calla, la que se molesta y le duelen las injusticas y los desequilibrios sociales y de género y del día a día y que cuatro cerdos se lo lleven crudo y mientan y roben y maten y se salgan con la suya y se crean impunes, sea el lugar del mundo que sea. Es la María más dura, la más hastiada, la que te cuenta las verdades de nuestra sociedad sin paños calientes, la que te hace pensar con cada verso.
Los lugares comunes son fácilmente reconocibles si conoces algo a María: el mar, Andalucía, la sal, también Extremadura, el amor por los animales y la naturaleza, la lucha por los derechos de la mujer y un largo etcétera.
Es en esos lugares donde encuentro más cómoda a María y creo que se nota.
Para acabar, voy a transcribir algunas de sus líneas:
“Reescribir poemas que nunca llegan a serlo,
entender que no hay perfección
cuando se escarba un poco”.
(de Concepto de Vida).
“No fuimos unos vendidos,
fuimos comprados para engordar”.
(de Vendidos).
“¡Qué puritanos se vuelven
cuando no son ellos quienes nos chupan el pezón!”
(de Y qué más da).
“Volveré siendo una persona nueva,
reconstruida, regenerada y libre.
Trata de conocerme
porque mereceré la pena”.
(de En el Camino”.
No, María. No merecerás la pena. YA MERECES LA PENA, DESDE HACE MUUUUUUCHO.