SOBRE LA SOLEDAD Y LA PLUMA

Asumir que el «trabajo» de escritor es una tarea, en la mayor parte de los casos, solitaria, es algo primordial si no quieres morir en el intento.
Realmente no estás solo, sino que te acompañan, segundo a segundo, página a página, esos personajes que cobran vida y actúan e interactúan entre sí, dotados de emociones, gracias a tu pluma (o bolígrafo, o máquina de escribir, o portátil).
El problema surge cuando tienes la hoja, la pluma y las ganas pero… La soledad de ese momento es demasiado para ti, te absorbe, te consume, te quema y se hace insoportable.
Entonces te abres una botella de vino y…
…Ahogarse no es sano. Dicen que hay un momento sin retorno, en el que te mueres o algo así.
Así que extiendo el brazo y los dedos y las ganas hacia la superficie, que se ve lejana, iluminada, brillante, por los rayos de sol, esperando sentir tus dedos rozando los míos, tu mano tendida y… y más te vale tener una birra en la orilla.

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